A veces la vida es como una película que ya vimos.
Flotar en el agua puede ser el poster de una película que tanto no disfrutaste.
La luz atravesando las gotas de lluvia que caen de tu techo puede ser esa película lisérgica que tanto te gustó.
Los árboles moviéndose lentamente por la brisa del verano, dejando pasar al sol, puede ser esa película que quisiste que sea tu vida.
Los pasillos transitados son todos los travellings que se te ocurrió filmar. Esa película en la que lloraste.
El viento volando tu pelo mientras vas en bicicleta es esa película sobre adolescentes que te hicieron ver en la secundaria.
jueves, 27 de enero de 2011
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